Ni la corneta
preelectoral ha disuadido al Gobierno de Rajoy de mantener la presión sobre los
empleados públicos. Por quinto año consecutivo, el funcionariado tendrá congelada su nómina y solo
recibirá la parte de la extra de diciembre del 2012 que había devengado cuando
el actual Ejecutivo se la retiró.
Montoro no ha cedido a las pretensiones de
los sindicatos, que esperaban un gesto para frenar la fuerte pérdida de poder
adquisitivo, que en Galicia supera el 30 %. Pero las concesiones del ministro
en una coyuntura marcada por la llamada a las urnas y la necesidad del Gobierno
de reparar parte del daño creado en un sector clave, que emplea a más de 2,5
millones de potenciales electores en España, se limitan a la devolución parcial
de la paga extra de diciembre del 2012 y a reinstaurar los días de libre
disposición o moscosos (que rebajó de 6 a 3 anuales). La Xunta abonaría ese
reintegro entre el 2015 y el 2016. Calderilla en comparación con el calado de
los recortes acumulados. Y en Galicia la perspectiva es peor, por la
continuidad de las restricciones en las extras durante el 2015.
La Voz de Galicia