Se dejan ver poco, pero siempre están
ahí. Acuartelados en oficinas judiciales o en las burócratas trincheras de las
unidades procesales de apoyo directo. Mirada fija, tareas perennes e ideas
claras.
Apreciados por abogados y procuradores,
desconocidos por la ubérrima mayoría de los mortales: hablamos de los
funcionarios judiciales de intramuros, la verdadera tropa de élite de la
Administración de Justicia para que se garantice un servicio ordinario y de
calidad.
Pensar en los juzgados es pensar solo en
togas y alguna puñeta que otra, sin embargo estos funcionarios a los que
dedicamos este espacio son tramitando procedimientos y expedientes a los jueces
lo que los duendecillos de la navidad envolviendo regalos a Santa Claus y
moviendo el tinglado para que la cosa funcione, pero en vez de magia de la
navidad, con el espíritu de la justicia.
Un servicio absolutamente fundamental.
Las notificaciones, cédulas, diligencias
y los expedientes no se hacen solos, ni las ejecuciones, confección de cédulas,
ni la gestión de archivos está del todo informatizada… sino que son las
cualificadas manos de la justicia ordinaria, las manos de estos profesionales
las que engrasan la maquinaria.