Las
aplicaciones de mensajería instantánea, como WhatsApp, Line, o WeChat, se han
convertido en uno de los sistemas de comunicación electrónica más populares hoy
en día, por delante del SMS. Estas herramientas se han transformado también en
un inesperado aliado en multitud de procesos judiciales, como prueba de algún
tipo de actuación ilícita.
Sin
embargo, dos hackers españoles han puesto en entredicho su credibilidad al
lograr cambiar el remitente de mensajes enviados a través de WhatsApp. Los
expertos advierten de que esto podría generar dudas razonables a un juez sobre
la autenticidad de la fuente emisora del mensaje y, por lo tanto, sobre su
validez como prueba.
El
letrado Alonso Hurtado explica que aunque todavía no existe una definición
legal y formal de la prueba electrónica, el aspecto más importante para que
ésta sea admitida en un juicio es que se garanticen cuatro requisitos
indispensables en un informe pericial: la licitud, la autenticidad, la
integridad y la claridad.
“El primer aspecto que hay que demostrar es que la prueba electrónica se ha obtenido de forma lícita, sin vulnerar el derecho a la intimidad y el secreto de las comunicaciones. Además, es necesario garantizar que es auténtica, lo que significa demostrar la cadena de custodia y acreditar que no se ha producido un hackeo. Por último, es necesario preservar la integridad de los medios de almacenamiento originales y presentar la prueba de manera clara y comprensible ante el tribunal", dice Hurtado.